dolor que emerge desde la sien  
muerde el pescuezo
lame la sangre
y la inmensidad comienza a crecer
en mis ojos
encandilados de tanto hastío
contemplan
fastidiados
la luz del alba
preguntan
temerosos
¿es esto la libertad?
y sin duda lo es
pero aquello que no se ha sentido
a uno lo aterra
lo deja pavoroso
en mitad de la vía
mientras de fondo
una luz titila indefensa
y las manos se contraen
dentro de la sobriedad acostumbrada
temen que él se aproxime y ellas se delaten
ridículas
entonces
empuñan el arma del desasosiego
y lo abandonan
aterido
en el desierto


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