Caracas, 12 de abril de 2012

Arrancar de cuajo la mala hierba y observar el amarillo que crece de fondo, la flor atada al cáliz, la boca que muerde el dedo manso para que estos arañen y dejen marcas de ternura. Pobredumbre en el lenguaje y en la escritura. Cuesta últimamente escribir bien y con ganas. La esperanza es un ripio que se vuelve pájaro. Un ave que vuela, luego de haber estado enjaulada.
Comulgo con la idea de que hay que liberar el jardín del frente, dejarlo limpio, volverlo verde.
Liberar aquellos pájaros encerrados a la sombra del limonero, porque esa oscuridad no es frescura sino encierro. Sordera. Somnolientos salen al mundo. Volar con las plumas bien altivas.

Decir en voz alta y frente al espejo: cuánto me quiero.

Comentarios

mauricio gonzález faila ha dicho que…
Ya vendrá el dia Veronica.
Un gusto deleitarse con la miel de tus textos.
Dylan Forrester ha dicho que…
Nada como amarse a uno mismo para empezar a desarrollar la capacidad de amar el mundo que nos rodea.

Saludos ;)
Verónica Cento ha dicho que…
Gracias, Mauricio.
Jorge, creo que diste en la tecla.

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