Leyendo varias cosas: conociendo a Herta Müller y a Alda Merini, y continuando con el segundo conjunto de crónicas de Clarice Lispector. Sumamente complacida especialmente con Herta. Su prosa posee una belleza fragmentada, porque la narración se constituye a partir de imágenes muy cortas de las que siempre el ojo queda prendado. Yo he quedado prendada hasta la médula.
Alborada
i qué habrá sido del hombre que me mordió la boca hasta sangrarme ii no sé mi nombre de memoria porque siempre me olvido aquél que tiene olor a infancia iii soy una mujer dolida sin nombre me contemplo ante el espejo y ambos nos descubrimos huérfanos iv he caminado por los jardines más esplendorosos pero nunca como esa mañana en que vos y yo conocimos la ternura. v te vi y algo en mí te pronunció bajito vi tu nombre me recorre el cuerpo tu cuerpo me recorre el nombre vii mi palabra es un gran árbol que echó raíces en tu nombre
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