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Mostrando entradas de octubre, 2010

De vez en cuando, de Irene Gruss (Buenos Aires, 1950)

Nos portamos muy mal. Antes de ir a comer nos ensuciamos las manos antes de besar nos dormimos tenemos que entragular cada hora matar a la mañana, a la noche (no importa el olor de lo que matamos sino nuestra risita, como una hiena) Nos portamos muy mal. Con el cansancio sobre todo, con el miedo. Preparamos la pelea oscura contra la libertad y sin embargo ninguno de nosotros quiere morirse. (De La luz en la ventana)

Todos los fuegos el fuego

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Antonella Anedda.

Somos mortales mortalmente asustados temblamos como zorros y perros convirtiéndonos en la jauría de nosotros mismos. Basta un sueño inoportuno y la luz erosiona donde no hay refugio. Nos desbandamos entre los objetos esperando que sean reales. Cerramos los ojos con fuerza tratando de dormir en pleno día diciendo: aquí, y pensando allá ofreciendo sacrificios mientras movemos muebles y cortamos con las tijeras los geranios. De noche estiramos las mesas para los invitados y desde la madera comenzamos a marchitarnos. Colocamos con cuidado las servilletas y del lino se elevan demonios. Girando la cabeza aquí, pensamos: allá como de verdad sucede a cada persecución Abrimos ventanas con la excusa del humo. El viento huele a basura pero es una tregua. El mismo viento en su belleza es una ruina. La sabiduría nos confunde como la cera. Nos cuesta respirar Permanecemos inmóviles la sangre estalla entre la nuca y la espalda nos volvemos serpientes nos limpiamos entrelazándono