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Insomne

i hay noches en que no duermo y el sueño se detiene junto a la puerta a contemplar mi tránsito del insomnio hacia el delirio escribo palabras que hablan el lenguaje muerto de la oscuridad el espejo refleja a esa otra que se pronuncia sólo en la vigilia tiene mi rostro pero no su voz suena como un eco en mi garganta como si la lengua me repitiese una y otra vez ii no escribo tengo miedo a ese silencio que sólo surge cuando el día desaparece y ahoga el ruido para que mi cuerpo se adentre a lo nocturno esta palabra tampoco duerme pero mi boca no la pronuncia no conoce el lenguaje del desvelo y este verbo enfermo no sabe decirse limpio no sabe hacer silencio sin rajar paredes con la intención de dejar marcas de miedo y de orfandad sin embargo las marcas no dicen nada son manotazos de palabras de boca partida de miedo y de llanto apagado por no poder pronunciar esa oscuridad o ésta que me pertenece iii el espejo es un pájaro oscuro que balbucea este rostro que lo muerde lo burla y lo oscure

Solo dos más.

i la palabra es una grieta que cruza este cuerpo como si un sonámbulo temblara en la noche no duele en la boca la hendidura existe en mí al pronunciarse la lengua lleva el tajo hiriente en su garganta lo pronuncia a diario como propio ii primero fue el verbo en el mundo y la palabra tronó en toda la tierra el cuerpo todo caminó por el paraíso buscándote luego vino el silencio y la imposibilidad de entender el lugar desde donde las palabras surgen como fieras primero fue el verbo en todo el mundo luego la palabra arrebató mi muerte

Otro de Villalba. Para vos, Romi.

La gaviota La precisión, la cadencia de fuego, la sobriedad con que se apuesta entre el sudor y el viento, el arenado refracta la luz que te revelaría inmóvil. Calzar a la medida el arma de tu cuerpo, el peso exacto del silencio, de la hora, detrás de la ventana. Podrías estar en un pueblo de México, Arizona, hay algo en este hotel donde ya no recordás qué viniste a olvidar. Ahora el viaje te persigue, cada mañana escapás de cada noche anterior. El temporal presagia un punto en que nada quede en pie. ¿Pero estarás aquí cuando limpien la playa de restos de tejados, pájaros y botes? Ya no se ven las casas pero están y las banderas de Texaco. Vendrán a buscarte. El bus te encuentra en cualquier sitio en que te hayas perdido, saben que no sabés dónde ir, como el mar impunemente deja a su lado lo que mata. Hazte hombre, decís a un mar atento a tu voz de alto. Masivamente pierde su eficacia, las guerras por millones, los accidentes de miles nos aburren. La sal opaca el vidrio, el fondo que

La pantera. Susana Villalba

Matar al animal requiere un animal sin sombra. Vas caminando por un monte o te parece, no sabés dónde estás; creés que lo sabías cuando llegaste. Ese negro bien puede ser una pantera o mujer, no te das cuenta. La mirada salvaje te gusta, no, te calienta. No, te mira como quien no comprende dónde está. Ya estás perdida, tendrías que llevarla a tu casa pero sabés cómo termina: un animal herido siempre ataca. Tendrías que matarla, ahora, antes de que sea tarde o por piedad. Pero esa mirada es una trampa, si es pantera sabe matar mejor que vos. Nadie sabe tu nombre aquí y ahora él o mujer te da la espalda. Pensás en un Remington liviano de distancia corta. Pero nadie escucharía, Red Hot los distrae, a vos también. Y no se mata por la espalda, lo viste en las películas o creés en eso. Matar es otra cosa. Ahora te mira y ya sabés, vas a llevarla a tu casa. Está tocado por la gracia, está a la vista o vos lo ves, no estás segura, o tiene algo que creés comprender. Y sin embargo sabés cómo ter
no hay tarea más absurda que combatir el temblor del pulso cuando la palabra surge de estas manos cual si fuese un río desbordante

Miedo de la liberación, de Clarice Lispector.

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Si me detengo demasiado mirando Paysage aux oiseaux jaunes (Paisaje de pájaros amarillos), de Klee, nunca más podré echarme atrás. Valor y cobardía son un juego que se juega a cada instante. Asusta la visión tal vez irremediable y que tal vez sea la de la libertad. El hábito que tenemos de mirar a través de las rejas de la prisión, la comodidad que trae aferrarse con las dos manos a las barras frías de hierro. La cobardía nos mata. Pues existen aquéllos para quienes la prisión es seguridad, las barras un apoyo para las manos. Entonces reconozco que conozco pocos hombres libres. Miro de nuevo el paysage y de nuevo reconozco que cobardía y libertad estuvieron en juego. La burguesía total se derrumba si se mira Paysage aux oiseaux jaunes. Mi valor, enteramente posible, me amedrenta. Comienzo incluso a creer que entre los locos hay quienes no lo están. Y que la posibilidad, la que verdaderamente es, no es para ser explicada a un burgués cuadrado. Y a medida que la persona quiera expli
Cuando las palabras no dicen nada luego del diluvio, uno se siente como varado en medio de una gran noche. Ya no quedan fuerzas para sostener el barco, y sólo resta escribir acerca del naufragio. ¿Pero qué escribir exactamente? Las velas izadas ya no hacen formas lúcidas en esta lengua, sólo sobrevuelan como tristes pájaros en un cielo perdido. Mi mano arriesga sólo a escribir las formas más indefensas. Mientras tanto mi cuerpo se hace fuerte para enfrentar a lo otro que se avecina. La puerta de entrada está cerrada, sin embargo se abre como si fuese el mismo cuerpo entreabierto que yo ahora toco. Lo descifro a partir de los signos insomnes que tiene la noche, mas nada queda por decir: la luz del día se precipita sobre mí y sólo quedan rastros de un mal sueño.
la palabra más terrible y más hermosa es esta que se arrincona entre ceja y ceja y no permite que el sueño se vuelva fuerte ni que las sábanas transpiren hambre ni que la noche se vuelva oscura
estamos hechos de sombra todos tenemos un doble al cual le tememos
ya no importan los nombres impresos en los rostros la lluvia los borrará hasta volverlos humo y todo lo pronunciado por nuestras bocas se irá por el río de la memoria no cometeré la osadía de voltear el rostro
cuerpo insomne atado a la noche rescríbete una y otra vez para que no me extinga
ojalá esta palabra que escribo no sea aquella otra que me muerde la boca para que le hable y me araña las manos para que la escribe ojalá esta palabra que escribo no sea un nuevo fantasma
si quisiera dejar de escribir si realmente pensara en la posibilidad de soltar la pluma y silenciarme me perturba ese miedo que volverá de tan lejos a posesionarse de mí si quisiera dejar de escribir no sabría de donde buscar el valor para enfrentar esa cruel tormenta que se estacionará delante de mi casa en espera de que salga y pelee por mí si quisiera dejar de escribir la palabra, estoy segura, me mataría.
será que la desdicha deambula por los cuerpos más robustos y cuando encuentra un rincón oscuro y dulce donde esconderse extiende sus manos y se deja caer
Te palpaba como se enciende un cigarrillo nocturno. Mi boca transpiraba una humedad casi demencial que se adhería a tu piel como si fuese una lava. No quería fumarte ni beberte, quería tocarte como si fueses el último cuerpo, la última sombra de toda esta oscuridad. Tal vez la luna no sea más que un espejo recurrente de las palabras que no tienen rostro. Y allí, en el filo del vidrio, aparecen resguardadas. Te tocaba como si hacerlo fuese infiltrarme en un nuevo tiempo. En realidad lo era pero no lo sabía. Te besaba el cuerpo caliente y sentía que entre ambos existía un vínculo que las palabras no lograban descifrar. El lenguaje nos era tan precario, o tal vez éramos nosotros quienes no sabíamos precisar qué sentíamos ante ese contacto. A veces construíamos la palabra amor, le conferíamos un nuevo significado, algo que sólo tuviese que ver con nosotros y con ese momento. Pero nuestras bocas también se silenciaban, y nos dormíamos en un eterno balbuceo. Hacíamos el amor con todo el cuer
contenido este músculo escribiente sólo resta balbucear frente al papel con miras de que la palabra infiltre su seno más voraz y nos enfrente
la poesía es aquel refugio donde el corazón llora a gritos esa ausencia irrepetible de estar lejos de esa otra tierra que nos nombra
ya no tengo dudas: la poesía ha calado en este corazón y no ha dejado de balbucear

Primavera.

Caracas, 21 de septiembre. Día de la primavera. Allá. En el sur han comenzado a crecer las flores, y los árboles se vislumbran reverdecidos. Las calles comienzan a tener otros rostros. Las personas caminan y miran los árboles, el césped, las flores que están por retoñar, mientras los niños juegan a la vida. Quiero salir a caminar por esas calles. Pero esta distancia es tan real, que puedo tocarla. La escribo en voz alta, aunque la letra se plasma en un silencio nocturno. Quisiera yo estar allí entre esos árboles, mate de por medio, mirando el cielo de Córdoba. La nostalgia agoniza a pocos días de que mi avión aterrizó en Caracas. Siempre me sucede lo mismo: antes y después de regresar. No hace falta escribir sobre la primavera de Córdoba. No sirve escribir sobre una estación que está allá, del otro lado, mientras yo la nostalgio desde este otro. Sólo serviría si aún estuviese allá, de incógnito, y muy a pesar mío, pudiese atravesar cada árbol, y pudiesen ellos quedarse en mí, para siem

Feria del libro 2009, Córdoba. Argentina.

Volvió, con un suspiro de saudade que le muerde la garganta.

Pliegues en la feria

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Hoy recito por primera vez y me tiemblan las piernas.

Saudade

Saudade es un poco como hambre. Sólo ocurre cuando se come la presencia. Pero a veces la saudade es tan profunda que la presencia es poco: se quiere absorber a la otra persona toda. Estas ganas de uno ser el otro para una unificación completa es uno de los sentimientos más urgentes que existen en esta vida. Clarice Inspector "Revelación de un mundo" Hidalgo, 2008.
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Vuelvo del sueño con una rareza en la boca muy extraña, tan ajena que casi se torna invisible ante los ojos. O quizás aún duermo y no lo sé. No entiendo mucho acerca de la noche y sus misterios. Sólo sé lo que produce la noche en mí: muerte, espasmos, sueños turbios, que quisiera dormirme toda la vida en esa sensación de crepúsculo. Escribo a la noche desde otra oscuridad: la propia.
Recuperar aquello que fuimos algún día cada uno en los brazos del otro sentir nuevamente el amor enredado en la mirada en el verbo de manera feroz casi como ese corazón que entre tu cuerpo y mi cuerpo aún no ha dejado de latir
Llueve dentro y fuera de mí pero esta vez el agua posee otra intención: la de purificarme el alma a través de la palabra Escribir será por fin una fiesta.
Sueño con lugares de sanación.
Bien sé yo que si trepando la escalera del número 303 se hubiesen asomado todos ellos a la habitación de Adán Buenosayres, la presencia del héroe dormido les habría inspirado un generoso silencio, máxime si hubieran sabido que Adán, vuelto de espaldas al nuevo día, desertor de la ciudad violenta, prófugo de la luz, al dormir se olvidaba de sí mismo y olvidándose curaba sus lastimaduras; porque nuestro personaje ya está herido de muerte, y su agonía es la hebra sutil que irá hilvanando los episodios de mi novela. "Adan Buenosayres" Leopoldo Marechal

I

Vuelvo de una noche que no fue más que un sueño oscuro, un remolino de ir y venir de forma constante. Sueño que tengo un cuerpo habitado por la noche, un cuerpo que muge, que grita, y que ansía que alguien lo replete, lo bese, lo habite de la única forma en que puede ser un cuerpo habitado. Vuelvo de una noche carente de entusiasmo. La distancia de esta boca que habla con la palabra misma es de cuatrocientos kilómetros a la redonda. Mi boca pronuncia, emite sonidos, pero siempre en sueños las palabras son pájaros que se liberan, que surgen de mí, y que salen desprendidos hacia otros. Mi boca sueña que puede decir palabras que cambian realidades pero en el sueño la realidad es la misma; porque hay alguien que sueña y siempre soy yo. Por eso necesito buscar espejos en los sueños para mirarme en ellos y reconocerme. Porque a veces sueño que soy otros. Vuelvo de la noche, habitada y taciturna.
Esa oscuridad que avanza apenas como un súbito temblor de boca, casi como un párpado del rostro que nos mira desde esa otra sombra, también maligna, pero ferozmente hermosa. Esa sombra tan huraña y ajena que nos duele en el cuerpo, esa que atraviesa con furia el camino pedrogoso sólo para arrancarme del sueño y besarme los ojos grandes; sólo alarga su cuerpo y me toca, y me dice palabras al oído que dicen mucho más cuando se pronuncian entre murmullos. Esa oscuridad que es apenas entendible, esa que entra raudamente y rompe con todo lo acordado, está aquí hoy sentada a mi mesa.

Hurgando borradores

Tengo una sequía que para qué contarla. Mejor hago silencio. Estoy segura que la palabra comenzará a oírse como un gran tambor dentro del cuerpo. Cuando quiera hablar, no resistirá la tentación al murmullo. Entonces yo tendré otra razón para enfrentarme una vez más con el simple y llano papel en blanco. Total el masoquismo ya forma parte de mi personalidad.

Un poema de Juanele.

SÍ, MI AMIGA... Sí, mi amiga, estamos bien, pero tiemblo a pesar de esas llamas dulces contra Junio... Estamos bien... sí... Miro una danzarina en su martirio, es cierto, con los locos brazos, ay, negando la ceniza y el crepúsculo íntimo... Estamos bien... Cummings que se va, muy pálido, al país que nunca ha recorrido, mientras Debussy enciende el suyo, submarino... Estamos bien... Pero tiemblo, mi amiga, de la lluvia que trae más agudamente aún la noche para las preguntas que se han tendido como ramas a lo largo de la pesadilla de la luz, con la vara que sabes y la arpillera que sabes, en las puertas
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Acá soy feliz

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Mi querida Córdoba, ¡cuánto te extraño!

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De una manera extraña siempre necesito volver a vos, Córdoba linda. Siempre vuelvo, a pesar de que no hayas sido precisamente la ciudad que me acunó entre sus brazos. Y siempre que vuelvo, no me quiero ir, siento que el corazón quiere plantar bandera en ese lugar, porque allí fuimos muy felices los dos.
estoy en esa condición de mujer silente que no sabe que ya no tiene las ganas necesarias para tomar la pluma y el papel y arrojarse en ellos como si de un mar se tratara casi innombrable casi yerta estoy en ese estado de no saber cómo expresar tanto miedo tanto miedo a la muerte del amor tanto miedo a la muerte del cuerpo estoy en esa condición de pérdida leo libros, hojeo revistas, de vez en cuando escribo un par de poemas pero mi mente no está allí es como si ambas nos hubiésemos desprendido de este cuerpo y cada una está en otro lado viviendo cosas diferentes hablando idiomas inentendibles para la otra casi como si alguna de las dos estuviese muerta sepultada en alguna otra tierra que no es ésta precisamente estoy en un estado de coma literario.
escribir con qué lenguaje toda la palabra esa que urge por salir que ruge que muge que araña encendida las paredes de esta boca que ya no dice mucho porque no sabe distinguir las buenas palabras de las malas y que simplemente se acuesta a la hora de la siesta en espera de que alguien venga sigilosamente y al oído le diga grandes verdades
mi boca es un animal somnoliento casi inútil que duerme en mi lengua sus palabras comulgan sobre una terrible lucidez y para evitar la ceguera o el silencio impreciso abre la puerta a su soledad
volver o no volver hacia el origen ese que nos duele y nos arranca del abismo interminable de sentirnos solos y desprotegidos en toda la tierra

Otro poemita con tinte nostálgico.

Me duele aquí en el centro de la patria.

Querida patria

mi querida patria no duerme en esa lejanía ella descansa aquí en este corazón
Prepara su viaje a Amazonas, mientras su corazón ya ha comenzado a volar hacia el sur.
Su boca ha olvidado cómo escribir un buen poema, quizás porque nunca lo escribió.
Estalla mi cuerpo y la palabra hace eco en la boca de este animal en penuria
cómo digo que mi cuerpo gira en tu nombre veinticuatro veces al día
en este profundo "estado de exilio" estoy convencida que lo único que salva es la poesía

Cuando quiero escribir y sólo vienen silencios...

Cuando quiero escribir y solo vienen silencios surgen de mí palabras rotas fragmentadas como si dentro de todo este cuerpo hubiese escondido aquello otro que no puede decirse con palabras. Hago intentos verbales para bordear este sentimiento de soledad pero nada de lo que escriba justifica estas manos que giran sobre esta mesa estos dedos que buscan venganza y rayan papeles con tinta rancia para otorgarles oscuridad. Nada de lo que digan o hagan las palabras impedirá que coquetee con esta muerte invisible y ridícula cuando quiero escribir y sólo surgen silencios la boca se anticipa y muerde al deseo y la palabra muerta se ahorca en mí

Algo de Julio Ramón Ribeyro

"Un amigo es alguien que conoce la canción de tu corazón y puede cantarla cuando a ti ya se te ha olvidado la letra. Los amigos desarrollan en nosotros nuestras virtudes potenciales. Una persona sin amigos corre el riesgo de no llegar jamás a conocerse. Cada amigo es un espejo que nos refracta desde un ángulo distinto. Cada amigo crea en nosotros una zona de contacto, un campo propicio al desarrollo de un determinado tipo de amistad. Es por ello que podemos tener dos amigos íntimos que no lleguen jamás a comprenderse entre sí. Perder un amigo significa muchas veces neutralizar un sector de nuestra personalidad". Julio Ramón Ribeyro Cuentista peruano. "La tentación del fracaso". Diarios.

Ya no

ya no creo en el nombre de este cuerpo ni en sus diluvios ni en el ropaje amargo ni en sus periplos por el verbo ni en sus rostros cenicientos de hermosura ya no creo en el deseo verbal ni en las venas abiertas por devorar otro cuerpo ni en los besos ni en los bordes ni en los límites de la palabra sólo creo en esta mujer que frente al espejo se observa como quien mira a cualquier desconocido y se pregunta dónde está su rostro porque el del espejo no le pertenece ya no creo ni en el deseo ni en la mordida

Unión libre. André Bretón.

Mi mujer de cabellera de llamas de leña De pensamientos de relámpagos de calor De talle de reloj de arena Mi mujer de talle de nutria entre los dientes del tigre Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud De dientes de huellas de rata blanca sobre la tierra blanca De lengua de ámbar y de cristal frotados Mi mujer de lengua de hostia apuñalada De lengua de muñeca que abre y cierra los ojos De lengua de piedra increíble Mi mujer de pestañas de palotes de escritura de niño De cejas de borde de nido de golondrina Mi mujer de sienes de pizarra de tejado de invernadero y de vaho de cristales Mi mujer de hombros de champán Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo Mi mujer de muñecas de cerillas Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones De dedos de heno cortado Mi mujer de axilas de marta y de encinas De noche de San Juan De alheña y de nido de escalarias De brazos de espuma de mar y de esclusa Y de mezcla del trigo y
Quizás ser otra, en el espejo, sea sólo el comienzo de algo verdaderamente grande. Miro mi rostro ante el vidrio roído y pienso: esa es ella, la más hermosa, la verdadera. Luego tiemblo de miedo, de desesperanza, de pensar que aquel reflejo no será eterno, y que luego volverá mi rostro a posesionarse de este cuerpo. Temo que venga alguien después de mí y tome ese otro rostro como propio. Tengo miedo que me devoren las oscuridades de otra.
Seca, seca, seca de palabras. Más seca que la muerte.

No te salves. Homenaje a Mario Benedetti

Mario, te voy a extrañar...

El espejo

Las palabras no nos reflejan como los espejos, así, exactamente, pero quisiera. José Watanabe el espejo no puede expresar más que este rostro plagado de miedos sólo este rostro de todo lo que soy sólo esta boca de toda el alma donde mi sombra a diario me somete

Love of my life

Love of my life, you hurt me, You broken my heart, now you leave me. Love of my life cant you see, Bring it back bring it back, Dont take it away from me, Because you dont know what it means to me. Love of my life dont leave me, Youve stolen my love now desert me, Love of my life cant you see, Bring it back bring it back, Dont take it away from me, Because you dont know what it means to me. You will remember when this is blown over, And everythings all by the way, When I grow older, I will be there by your side, To remind how I still love you I still love you. Hurry back hurry back, Dont take it away from me, Because you dont know what it means to me. Love of my life, Love of my life.
Caracas, 29 de abril. Oscuridad, sombras, delirio. Todo eso se cierne sobre mí y no me deja respirar.

Que descanses en paz, Vampiresa.

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CUANDO COMPRE UN ESPEJO PARA EL BAÑO... Cuando compre un espejo para el baño voy a verme la cara voy a verme pues qué otra manera hay decíme qué otra manera de saber quién soy. Cada vez que desprenda la cabeza del fárrago de libros y de hojas y que la lleve hueca atiborrada y la deje en reposo allí un momento la miraré a los ojos con un poco de ansiedad de curiosidad de miedo o sólo con cansancio con hastío con la vieja amistad correspondiente o atenta y seriamente mirarme como esa extraña vez-mis once años- y me diré mirá ahí estás seguro pensaré no me gusta o pensaré que esa cara fue la única posible y me diré esa soy yo ésa es idea y le sonreiré dándome ánimos. DECIR NO... Decir no decir no atarme al mástil pero deseando que el viento lo voltee que la sirena suba y con los dientes corte las cuerdas y me arrastre al fondo diciendo no no no pero siguiéndola. DESPUÉS Es otra acaso es otra la que va recobrando su pelo su vestido su manera la que ahora retoma su vertical su peso y despué

La sombra II

todo lo que rodea a este cuerpo no es más que una sombra larga y maligna casi corpórea ante el espejo se vuelve rostro y ambas nos encontramos cara a cara a la espera de que alguna de las dos saque un cuchillo y corte a la otra al borde del corazón para que desaparezca tampoco quiero que abra su boca y me muerda como un gran animal dejándome las marcas del miedo y la tristeza sólo quiero besar la muerte todas las noches antes de extinguirme

I

como el fenix el cuerpo desecho vuelve a tener rostro y el pájaro escondido entre mis senos alza el vuelo hacia la oscuridad mi boca por fin maldice

La sombra

la sombra en el espejo vuelve a diario con puñal en mano a ver cuál de las dos sobrevive

Esa mujer

esa mujer me observa como si su cuerpo se reconociese en el mío y me devorara

Rescatado

un cuerpo indeleble transpira y sumerge el violento miedo en las aguas del leteo qué hace una mujer a las dos de la mañana escribiendo sin parar los miedos de su memoria por qué escribe rozando la serenidad de la noche despertándola de su gran sueño por qué calla la palabra en la boca como si esa ranura ocular fuera a devolverle la sonrisa y como si ese cuerpo fuese algo más que un simple bosquejo casi como aquella casa deshabitada que mira al mar

iii

Lo que venga después del acto será más confortable que este constante abuso de desdicha. Quizás entrar en acción comience a ser un proverbio en mi vida para poder ser feliz. Entrar en acción significará comunicarme o ingresar en el umbral más oscuro que posee esta casa. Ambos conducen a ese más allá que necesito. Lo que venga después del acto tendrá contacto directo con la palabra: todo se sostendrá de lo que exprese o lo que deje de expresar. El problema es saber cuáles son las palabras correctas.

ii

Tengo la certeza de estar viviendo un sueño continuo. Me pregunto a diario si en verdad quiero despertar. Porque no sé qué habrá al abrir los ojos.Necesito hacer hablar al cuerpo desde la palabra. Luego dejarme llevar por el deseo desbordado. Casi Lemebeliano.

Balbuceo I

No tengo más que balbuceos en mi cabeza. Balbuceos que no llevan aún a nada. Me repito a diario: tenés que comenzar a actuar. Y al momento de decirlo, mi cuerpo se paraliza.
El deseo hace escala en el cuerpo y allí se queda rendido

El amor no es relieve

Hoy te quiero declarar mi amor. Un río de sangre, un mar de sangre es este beso estrellado sobre tus labios. Tus dos pechos son muy pequeños para resumir una historia. Encántame. Cuéntame el relato de ese lunar sin paisaje. Talado por el bosque por el que yo me padecería, llanura clara. Tu compañía es un abecedario. Me acabaré sin oírte. Las nubes no salen de tu cabeza, pero hay peces que no respiran. No lloran tus pelos caídos porque yo los recojo sobre tu nuca. Te estremeces de tristeza porque las alegrías van en volandas. Un niño sobre mi brazo cabalga secretamente. En tu cintura no hay nada más que mi tacto quieto. Se te saldrá el corazón por la boca mientras la tormenta se hace morada. Este paisaje está muerto. Una piedra caídaindica que la desnudez se va haciendo. Reclínate clandestinamente. En tu frente hay dibujos ya muy gastados. Las pulseras de oro ciñen el agua y tus brazos son limpios, limpios de referencia. No me ciñas el cuello, que creeré que se va a hacer de noche. Los

i

Hablo palabras casi muertas, solas y errabundas. Intento que ese murmullo suene lo más ruidoso posible para que traspase las paredes del cuarto y siga su rumbo hacia otros parajes. Pero desde este otro lado de la pared sigo estando muda. Casi absorta ante todo lo que me rodea. Ellos no saben que existo; no me oyen roer el miedo a la noche con esta boca. Mi voz se ha acoplado al sonido nocturno. Y a veces las palabras nacen y vuelan hacia algún jardín oscuro. Pasan casi imperceptibles. Y al volver traen rostros con pájaros y hierbas. Y es el momento en que mi voz parece por fin fluir hacia un río oscuro. Desearía que ese mismo río pasase por al lado de este cuarto y me invitara a navegar. Y que su corriente me llevara inexorablemente hacia el camino de la vida.

Más sobre el cuerpo

este cuerpo se abre a la luz del día de 8 a 12 tiene puertas vaivén para que todos entren y miren no resiste a la tentación del verano y se vuelve público los hombres se agolpan en la puerta sólo para oírlo respirar no todos se animan a entrar y darle amor algunos temen que el cuerpo los rapte y los sumerja en la más profunda oscuridad otros se sientan a su lado le arrojan palabras al oído y esperan por horas hasta que el cuerpo les devuelva su mirada le dan amor todo lo que dura esa noche y mi cuerpo es el más envidiado del mundo las mujeres en cambio se acercan tímidas apenas observan desde un vidrio empañado cómo este cuerpo se dora al sol no se animan a observarlo de cerca por miedo a que la multitud las señale sólo sienten el fuego interior y piensan lo atrevido que sería besar aquel cuerpo desnudo otras se atreven a entrar de forma abrupta y al oído le recitan los versos más fogosos para q

Sobre el cuerpo

El cuerpo reposa sobre un témpano de fuego. Extiende sus vísceras sobre una cama húmeda; y respira. Habla desde una voz hambrienta y fuerte. No conoce más que el miedo; y desde este habla. Mi cuerpo es un muerto que a veces despierta sólo para avisarme que aún respiro; que no deje enterrarme junto a esos restos. No tengo razones suficientes para explicar el porqué lo abandono, dejándolo allí como un animal con rabia. Pero ojalá éste tuviese rabia desmedida, así me mordiera a diario, permitiéndome encontrarte un poco más. El cuerpo se viste de sombra para que lo sienta. Se acurruca dentro de mí; se abraza a mis costillas, a la carne, y a las palabras cadavéricas que me sostienen. Se vuelve casi imposible de vivir, pero a pesar de todo lo tomo con una fuerza desconocida y lo ato a mí para que no se pierda. Lo miro en el espejo con las mismas ganas con que se mira al otro. Lo observa palpitar frente al vidrio. Intento rodearlo con estos brazos largos e inapetentes, a ver si por fin se ata

Susana Thenón

ELLA DE MADRUGADA (ella se tocó las manos). De madrugada, apenas. Ella recuerda que nada importa aunque su sombra siga corriendo alrededor de la noche. Algo se detuvo en algún momento, algo marchaba débilmente y se detuvo en algún momento. Ella tembló como un sonido congelado entre los labios de un muerto. Ella se deshizo como un recuerdo convocado hasta la saciedad. Ella se inclinó sobre su respiración y comprendió que aún vivía. Se tocó la libertad y la dejó escurrirse como una pequeña noche. Se anudó la angustia alrededor del cuello y recordó su color extraviado. Ella mordió a ciegas en la oscuridad y escuchó gritar al silencio. Y aprendió a reírse del olor a tiempo que despedía su sangre. De noche (ella se cortó las manos). De noche, apenas. Ella recoge su pequeño crepúsculo. Ella sueña en la erección de la rosa. Susana Thenón. Argentina , 1935-1991. Poeta, traductora y traductora.
i arderé hasta que el demonio interno se vuelva cenizas en estas manos ii si no quemo mi velo demencial no podré devolverme a la noche y el día será inmensamente nostálgico iii fuego de este cuerpo y cenizas de esta hoguera serás ya no me quema tu palabra iv todo infierno tiene un giro demencial uno reviste el alma luego de volver de la oscuridad v quemaría todo esta muerte en la hoguera más terrible con tal que el demonio se extinga vi el humo del infierno empaña el camino del regreso hacia mi vida vii hablaré el idioma del fuego para aprender el idioma de la oscuridad

Para que el cuerpo hable

para que este cuerpo hable es necesario que hurgue la tierra con estas manos vírgenes y busque allí su propio alimento hablo con un cuerpo seco con la intención de que mi boca se humedezca por fin toco un cuerpo que no es mío y para hacerlo propio basta con abrazarlo

La otra

De la mano al espejo sólo existe una sombra ceñida de espanto el miedo a la otra es tan áspero que a tientas recorro el vidrio sin embargo me toma de la mano y yo entro temblorosamente de a ratos nos miramos como arrepentidas ambas del encuentro su voz proviene de ese lugar al que nunca he vuelto de la otra me llevo su luz

Max Ernst

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"Toda la ciudad"
tu voz inerte y cruda hierve en mi cuerpo con la intención de asfixiarme ella está ahí revuelta entre los huesos y con un frío crepuscular y desmedido me toma por las asas del corazón y cabalga sobre mi muerte ahora soy la voz del otro aquel sonido que surge de la imagen y al cual le temo por la oscuridad de su reflejo tu voz surge y relampaguea como un ser vivo muerde la entraña del miedo y queda su cuerpo tiritándome siempre de noche

Dos de Idea

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BUSCAMOS Buscamos cada noche con esfuerzo entre tierras pesadas y asfixiantes ese liviano pájaro de luz que arde y se nos escapa en un gemido. DÓNDE Dónde el sueño cumplido y dónde el loco amor que todos o que algunos siempre tras la serena máscara pedimos de rodillas Idea Vilariño. Poeta uruguaya. (1920)