Córdoba se desmigaja

Las sierras, 12 de agosto de 2008.

El invierno propicia una lectura distinta de los libros, de los rostros, de los días y los objetos que se emancipan en recuerdos y en gestos inalcanzables.
Leer al lado de la estufa desata en el cuerpo unas ganas llenas de devorar libros. Todo pasa por contemplar aquello que nos rodea y hacerlo cuerpo.
La lectura debe invitarnos a desplegar nuestra palabra en voz alta. La palabra debe latir; debe desplegarse sobre el papel. El cuerpo virgen y vacío espera con ansías de que alguien lo reescriba.

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